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La historia de Drayke Hardman, el niño que se quitó la vida en Estados Unidos tras sufrir bullying escolar, sacudió al mundo. Pero no hace falta irse a otros países, para escuchar acerca del bullying. Nuestras escuelas están llenas de protagonistas, hay chicos que hoy, al salir de vacaciones sienten un alivio inmenso, pero ya están angustiados de pensar en volver a las escuelas y pasar por ese calvario.

Es un problema enfrentado por todas las edades y en todos los niveles de educación. El bullying no es una broma ni una etapa, Es perjudicial para la vida de una persona, ya que atenta directamente contra la dignidad. El acoso escolar es un problema grave que ataca a niños y jóvenes, minando su autoestima y confianza, provocando en muchos casos ansiedad y depresión, y en algunos casos suicidios como el caso que comentamos hace un momento.

Afecta negativamente la salud y el bienestar de los estudiantes, convirtiendo el entorno educativo en un espacio inseguro para cada uno de ellos.

El conocimiento de cada generación es esencial para poder conocer a las personas y la valoración que tienen entre su aspecto laboral y personal, como la iniciativa, el liderazgo, la responsabilidad o la flexibilidad son clave entenderlas dependiendo de las generaciones.

Existe sin duda un cambio radical en la educación. Un cambio latente y evidente desde hace años, que hoy, con la aparición de la pandemia mundial 2020, es más urgente y necesario que nunca.

Sin embargo, para poder comprender el concepto de educación, es importante comenzar con las definiciones respecto al propósito y podemos englobar su función en base a lo dicho por Aristóteles: “El propósito de la educación es formar buenos ciudadanos”. Con esto respondemos ¿para qué educamos? Y comprenderemos también la estructura en la que fue creada la escuela, la educación formal.

No obstante, no basta con saber para qué, sino también ¿por qué?

La definición ancestral de educación que engloba la respuesta al por qué: “educar es pasar el conocimiento de una generación a otra”.

Los niños comienzan por amar a los padres. Cuando ya han crecido, los juzgan y, algunas veces, hasta los perdonan. - Oscar Wilde

Cuando los hijos crecemos y vemos a nuestros padres como simples mortales, en vez de super héroes, podemos llegar a juzgarlos y a sentirnos heridos por circunstancias que estaban fuera de su control.

Así a continuación las reflexiones de una hija que creció:

Los padres de familia de estos tiempos tenemos un gran reto a luchar contra la ola de información que representa el 40% de la ideología y valores de los hijos.

Por ello, no debemos asumir que porque nosotros somos buenas personas, ellos también tendrán nuestros mismos valores. Por ello, es importante hablar sobre los temas, por ejemplo:

  1. El tema del respeto, lo cual para todos resulta obvio que todos debemos hablarnos bonito, no criticar, no juzgar, tratar de llevarnos bien. Sin embargo, en la práctica, la falta de respeto sistematizada a través de Youtubers, memes y demás ideologías florece con fuerza, por eso los papás deben tener una completa guía para sus hijos con ejemplos claros sobre lo que es el respeto.
  2. La tolerancia a la frustración como todos la asumimos consiste en resistir el rechazo de alguien: que no te inviten a una fiesta, que tu mejor amiga te voltee la espalda, es parte de lo común que uno debe de saber afrontar. Sin embargo, hoy es bastante común encontrar niños y jóvenes, que tienen poca o nula tolerancia a estas vicisitudes de la vida, por ello es importantísimo que no le des gusto en todos tus hijos, para que sepan ser tolerantes a la frustración.
  3. El entusiasmo es una de las cosas que más se han dañado desde la pandemia, ya que esta motivación natural que te hace tener alegría y gusto por las cosas que haces, se ha reducido dado el miedo, la impotencia y el encierro que sufrimos y se quedó como un sentimiento tóxico que contamina a miles de niños y jóvenes en el mundo. Por ello, el inculcar que nuestros hijos se esfuercen, que luchen por conseguir comprar su celular o comprarse la playera que quieran con sus ahorros es vital en estos tiempos.

Después de vacaciones, siempre llega la preocupación de cómo les va a ir a nuestros hijos, ¿cómo van a regresar a la rutina? A lo mejor notaste durante las vacaciones que tus hijos estaban nerviosos; o quizás los viste muy contentos y te contaron sobre la emoción de ya regresar a la escuela a ver a sus amigos…

Como sea, lo importante es que yo te quiero dar 3 tips para fomentar la autoestima en este 2024 y evitar el bullying. Muchas veces creemos que el bullying es algo que “le tocó” a tu hijo, y que no tiene ninguna actuación o responsabilidad en ello.

Sin embargo, hay cosas que son muy importantes que tomemos en cuenta para aumentar la autoestima de nuestros hijos y así evitar que sean bulleados por sus compañeros.

Ya casi estamos en la navidad y por supuesto que queremos darle algún regalo a las personas que queremos y apreciamos, en especial regalar a los niños nos llena de dicha y de placer. Incluso en México, gran parte de los aguinaldos (remuneración anual que se otorga por ley equivalente a un mes de sueldo), se destinan a comprar los juguetes que hagan felices a los niños y llenar sus ilusiones con la llegada del tan esperado Santa Claus, niñito Dios o Los Reyes Magos, dependiendo en cada hogar quienes sean más generosos.

Sin embargo, Santa Claus ya está hecho bolas con tantas opciones de juguetes, juegos y muñecos que salen cada año al mercado y tal vez no le haya dado tiempo de investigar un poco más acerca de ellos. Por ello, a continuación menciono 4 tips que pueden serle de utilidad:

1. Evita regalar a los niños, juguetes que inciten a la violencia como pistolas, espadas y mucho peor pistolas que disparan objetos reales (así sean de hule espuma). Te recomiendo esto porque muchas veces, según estudios de encuesta que he realizado con más de 1000 jóvenes y niños, el 80% de ellos declaran que al estar jugando con estos juguetes, la tarde termina siempre en pleito real con los hermanos, primos o amigos. Ya que cuando juegas a pegar y te pegan de verdad… ¡te enojas! Y es lo que desata pleitos “falsos” en pleitos verdaderos.

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